domingo, 25 de mayo de 2008

A proposito de Andrés Nin. Cainismo nacional e internacionalismo comunista

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ABC 25 de mayo de 2006 La Tercera
La larga sombra de Andrés Nin

POR HUGH TOMAS, HISTORIADOR


ALCALÁ de Henares ha sido durante décadas un lugar asociado con algunos de los mayores y más nobles logros de España. Fue allí donde el cardenal González de Mendoza se encontró por primera vez con Colón y accedió a presentarle a los Reyes Católicos. Fue allí donde su sucesor, el cardenal Jiménez de Cisneros fundó su Universidad Complutense (el nombre en latín para Alcalá) y encargó la elaboración de su maravillosa Biblia en siete idiomas. Y allí nació también Cervantes, además de Manuel Azaña, un excelente escritor aunque no fuera un político muy afortunado.

Teniendo en cuenta estos acontecimientos magistrales del pasado de Alcalá, debe de parecer inapropiado que la ciudad fuera también el escenario de uno de los sucesos más deshonrosos de la historia de España: el asesinato en 1937, en plena Guerra Civil, del antisoviético Andrés Nin.

Nin y los que con él formaban parte de un pequeño partido conocido con el nombre de Partido Obrero de Unificación Marxista habían sido comunistas en los años veinte. De hecho, Nin, hijo de un zapatero de El Vendrell, Tarragona, y en otra época anarcosindicalista, había quedado tan impresionado por la revolución rusa que pasó una época viviendo en Moscú y trabajando para el Profintern, la organización comunista de sindicatos. Pero Nin y muchas personas como él se desilusionaron: la persecución de Trotski llevada a cabo por Stalin fue un momento crucial para todos estos revolucionarios, y Nin se volvió a España para lamerse las heridas junto con sus camaradas.

En el ámbito político, estos ex comunistas se reunieron en un primer momento en un diminuto partido llamado Bloque Obrero y Campesino (BOC), que se unificó con otros anticomunistas radicales para formar el Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM). En un pasaje ingenuo de mi libro La Guerra Civil española denominé a estos revolucionarios nacionalistas «semi-trotskistas», una designación que provocó la burla de algunos de ellos más adelante. Cambié esa descripción en las ediciones posteriores de mi obra, pero creo que era un nombre mejor de lo que aparentaba. Recuerdo que cuando estaba escribiendo el libro, el ilustrado socialista inglés Tony Crosland le dijo a su mujer: «¿Sabes? Hugh nos va a contar todos los detalles acerca de aquello en lo que se equivocó el POUM».

Muchos años después, llegué a conocer a varios de esos poumistas de antaño. Su principal motivación política era un anticomunismo feroz y bien informado. Por ejemplo, en Nueva York conocí a Joaquín Maurín, el líder, junto con Nin, del POUM. Era difícil distinguir en este encantador periodista liberal al fiero enemigo del capitalismo de original intelecto que había sido otrora. No cabe duda de que sus años como refugiado en la España nacionalista debieron de arrancarle ese espíritu. Pero aun así, sigue mereciendo la pena citar su recordatorio de que el fascismo fue la herejía de la izquierda y no de la derecha.

En Londres conocí a Julián Gorkin (Gómez), que había sido fundador del partido comunista en Valencia. Me confesó que lo que le llevó a separarse allá por 1927 de los comunistas sovietizados fue la orden procedente de Moscú de asesinar al general Primo de Rivera. En la década de los cincuenta, cuando lo conocí, Gorkin se vio implicado en el ataque inteligente e intelectual al comunismo del Congreso por la Libertad Cultural. Su descripción de las actividades de la Internacional Comunista en España me pareció tan electrizante como reveladora. Por ejemplo, comparaba a Codovilla, el representante argentino del Comintern (la organización de la Internacional Comunista), con Svengali, un director de escena decidido a convertir a La Pasionaria en oradora.

Y por último estaba Víctor Alba, al que llegué a conocer como traductor realmente brillante. Tradujo mi libro La conquista de México con erudición, sensibilidad y pasión, y el memorando publicado en la edición española de esa obra, en el que explicaba lo difícil que le había resultado, estaba maravillosamente escrito. Por aquel entonces, Alba había sido prisionero de una cárcel nacionalista, periodista del Excélsior en México y profesor de ciencias políticas en una universidad de Estados Unidos. Pero cuando yo lo conocí, había vuelto a Sitges, donde vivía junto al mar, rodeado de sus enciclopedias, sus diccionarios y su familia (que lo ayudaban con sus traducciones). Llegué a cogerle mucho cariño. Escribió un gran número de libros interesantes, entre los que se encuentran sus memorias, Sísifo y su tiempo, una obra magnífica. Contiene la mejor explicación de las atrocidades cometidas en el bando republicano que conozco: «Ni yo ni nadie que conociera, ni los dirigentes hicimos nada para impedir los asesinatos e incendios. El silencio, la cautela o la indiferencia fueron la actitud general, especialmente de los que después se desgañitaban asegurando que si la CNT no hubiese cometido tantas barbaridades habríamos ganado la guerra. Hablando de represión, hemos de emplear la primera persona y no la tercera. Callar es también una manera de hacer. Y todos callaron. No creo que esto fuese en general producto del miedo, sino de la indiferencia, derivando de la convicción íntima de que en bloque las víctimas se lo merecían, cuando menos porque, de haber vencido, habrían actuado como los incontrolados. De hecho, allí donde podían, lo hacían, pero controlados» (Sísifo, 127).

Cuando estalló la guerra, en 1936, el POUM, como parte del ala izquierdista de la alianza, formaba parte del Gobierno catalán. Nin fue Consejero de Justicia durante tres meses. Pero parece que sólo trabajaba como tal por las tardes y que se reservaba las mañanas para el POUM. Hiciera lo que hiciera en ese puesto, no fue capaz de influir demasiado en las colosales injusticias de su época «en el poder». Después de eso, el POUM se convirtió en el objetivo de los ataques comunistas como medio para vengarse de aquellos que parecían haber traicionado al partido en los años veinte. Además, Nin cometió el error de insinuar que debían acoger a Trotski en Barcelona. Los comunistas no podían perdonarle algo así. Los anarquistas, que tenían mucho más peso, también estaban en el punto de mira de los comunistas.

Dentro del bando republicano, las luchas estallaron en mayo de 1937: los anarquistas abandonaron el Gobierno y a los líderes del POUM se los acusó de ser franquistas encubiertos. Los comunistas arrestaron a Andrés Nin y se lo llevaron de Barcelona a Alcalá de Henares, iniciativa impulsada por la policía soviética, cuyos agentes se aprovechaban de su situación como representantes del único país que ayudaba a la República con armas para hacer más o menos lo que se les antojaba. Los dos delincuentes implicados en el arresto, el brutal interrogatorio y el posterior asesinato de Nin fueron un ruso, Alexánder Orlov, y un húngaro, Ernö Gerö. A pesar de las refinadas técnicas de tortura empleadas por estos mostrencos, Nin se negó en redondo a aceptar que el POUM y él fueran agentes fascistas, aliados secretos de Franco. Los comunistas empezaron a admitir que la muerte de Nin había sido obra suya en los años setenta, pero no antes. Orlov murió más adelante como refugiado en Estados Unidos; Gerö fue ministro del Interior de Hungría en los años cincuenta y quedó manchado de la sangre de muchos de sus compatriotas húngaros antes de morir en Rusia en 1980. Ahora, José María Zavala, en su excelente biografía En busca de Andreu Nin, ha demostrado más o menos en qué parte de Alcalá estuvo encarcelado Nin y ha sacado a relucir muchos detalles de sus últimos días. Por muchas que sean las dudas que podamos tener acerca de la vida anterior de Nin, lo que sí podemos decir con toda certeza es lo mismo que lo que Malcolm comenta en Macbeth sobre el «Thane» (noble medieval): «Nada en su vida le sentó tan bien como el dejarla».

Lo que quizá sea ahora necesario es una estatua de Nin en Alcalá. Murió como consecuencia de sus convicciones, por mucho que podamos disentir de lo que quería intentar y hacer. Un programa «semi-trotskista» no resulta muy atrayente ahora. Nin fue víctima de un complot internacional que desacredita al Gobierno republicano. Para reparar el daño, Nin debería ser recordado como es debido. Quizás el Cardenal Cisneros habría estado de acuerdo.

HUGH THOMAS

Historiador

jueves, 22 de mayo de 2008

DESCOLONIZACION ,DESARROLLO Y GUERRA

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21 de mayo de 2008


Internacional

Internacional

ENTREVISTA A VICENÇ FISAS

"Están desapareciendo los grupos armados con ideología política"

Presenta el Informe Alerta 2008!, que analiza los conflictos armados vigentes en todo el mundo

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Enric Tomàs | Barcelona | 22/05/2008 | Actualizada a las 02:39h

Vicenç Fisas es director de la Escola de Cultura de Pau de la UAB y titular de la Catedra UNESCO sobre paz y derechos Humanos de la UAB. Doctor en estudios sobre la paz de la Universidad de Bradford, ha escrito más de 30 libros sobre procesos de paz, conflictos y desarmes. Como cada año, presenta el Informe Alerta 2008!, que analiza los conflictos armados vigentes en todo el mundo, así como los procesos de paz en marcha. Fisas se muestra moderadamente optimista: existen ahora menos conflictos y se negocian más rápidamente.

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- De los 30 conflictos que hay en la actualidad, 22 están en África y Asia.¿Por qué?
Bueno, hay que tener en cuenta que no hace muchos años Europa también tubo conflictos, y que hoy en día hay algunos casos como Georgia, Chechenia, Azerbaiyán, que en el pasado fueron armados y que hoy en día aún no están resueltos. También hay contextos de mucha tensión, como en la antigua Yugoslavia. Es por ello que no hemos de tender a pensar que todos los conflictos se dan en África o Asia.

- Pero, hoy en día, el informe Alerta 2008! dice otra cosa.
Efectivamente hay una vinculación entre conflictos armados y estados débiles, con poca tradición democrática, con pocos años de descolonización, y en los que no se ha podido hallar la manera adecuada de hacer participar a la ciudadanía en la construcción de su futuro. Son países que parten, económicamente, de un nivel muy bajo, y en los que las organizaciones mundiales de comercio no facilitan su desarrollo. Hay también mucha corrupción y mala gobernabilidad, factores que alimentan la continuación de conflictos armados.

-¿Es lo mismo en Asia que en África?
En Asia hay estos componentes y otros, como la existencia de dictaduras muy feroces que dieron origen a guerrillas de oposición muy potentes, que mantienen sus reivindicaciones. Asimismo, en Asia hay muchos conflictos vinculados a procesos de autonomía o independencia, pese a que el Gobierno de turno haya abierto fases de negociación. O también hay pueblos repartidos en diferentes estados, por ejemplo, India. En el caso de África vemos, como en Darfur, la escisión de muchos grupos armados: donde antes había dos grupos armados, ahora hay hasta 18, luchando todos contra todos. Pese a todo, personalmente tengo un percepción optimista a medio plazo: tenemos muchos menos conflictos que hace unos años y, además, se negocian de manera más rápida.

-¿A qué se debe que las intervenciones sean ahora más rápidas?
El conocimiento y la información [que existe un conflicto] lo tenemos al momento. En la mayor parte de los conflictos sabemos quién es quien. Sin embargo, esto no es suficiente para intervenir de forma rápida y positiva, porque hay otros aspectos que lo estropean. Por ejemplo, los actores que intervienen en los conflictos de hoy ya no son ejércitos, sino mafias, guerrillas, milicias, narcotraficantes, piratas… Todos estos son actores que están armados y que tienen una estructura…

-Y que no representan a ningún estado.
No. Además, la diferencia con el pasado es que normalmente no buscan la toma de poder político, sino que quieren el control de territorios pequeños en los que suele haber riquezas naturales, tipo petróleo, diamantes, minerales, etc. No buscan una transformación. De hecho, una de las conclusiones del Anuario de Procesos de Paz es que están desapareciendo los grupos armados con ideología política.

-¿Su ideología es el dólar?
Eso es la rapiña. Pero buscan también el control de una zona, de sus recursos. Eso da poder a unas pocas personas. Esto se da sobretodo en África. En Asia, insisto, dominan más los conflictos en los que se tienen que negociar formas de autogobierno.

-¿Con estos grupos se puede negociar de tú a tú?
Sí se puede, pero es más difícil. Cuando operan muchos grupos armados en un país se hace difícil negociar individualmente, y esto hace que las negociaciones deban afrontarse de un modo distinto a como se hacía antes porque no es un trato de Estado a Estado. Estos grupos, además, están en las listas de organizaciones terroristas.

-¿Entonces, cómo se puede negociar con estos grupos?
De manera discreta, con terceros países que cedan su espacio. O también pueden ir a Europa, a Suiza o Noruega, que no están en la UE, lo que los hace muy activos en las negociaciones, porque los grupos que están en las listas terroristas sí pueden ir allí.

- Dice que las ideologías van a menos como. ¿Qué sucede con las religiones? ¿Hay conflictos puramente de naturaleza religiosa?
No los hay. El factor religioso es un factor añadido. Está demostrado de forma estadística que el religioso es un factor que se añade como legitimador o como excusa, pero que pocas veces están en el núcleo del conflicto.

- Por qué la comunidad internacional interviene en unos conflictos sí y en otros no?
Tenemos un problema histórico: los cinco países del Consejo de Seguridad de la ONU tienen derecho a veto y son aliados de países en conflicto. Por ello, vetan la posibilidad que Naciones Unidas incluya el conflicto en su agenda. Además, hay una tercio de los conflictos que hay el mundo que no han recibido nunca una resolución crítica del Consejo de Seguridad. Por ejemplo el caso de Birmania, donde China es aliada de la Juntan Militar [que gobierna este país].

- Dice el informe que en muchos países en periodo de postguerra, la transición no empieza por culpa de las clases políticas dirigentes.
Sí. Hay liderazgos políticos muy perversos. Uno de los problemas no resueltos en los acuerdos de paz es que, una vez los grupos armados lo signan, éstos pueden conseguir cuotas de poder, ministerios, etc., lo que implica que los políticos que no han hecho servir las armas quedan excluidos de la transición democrática. Esto es terrible porque da legitimidad al uso de la violencia. Hay otros acuerdos de paz que son una repartición del pastel, lo que no lleva a una democracia. Por otro lado, está comprobado que Occidente aprieta para celebrar elecciones cuando la población no está ni preparada ni hay un censo fiable.

- Una vez se signa la paz, las personas no pueden olvidar lo que pasó.
Signar un acuerdo de paz no quiere decir que haya paz, ya que esto sólo pone fin a un tipo de violencia, la armada. Es entonces cuando empieza lo que llamamos un proceso de paz, uno de cuyos vectores más importantes es la reconciliación. Esto quiere decir que previamente se han trabajado los vectores de verdad, justicia y reparación. Desgraciadamente, ahora predomina el modelo de impunidad, pese a que estamos en un proceso lento de creación de tribunales.

- Cómo se puede reintroducir en la sociedad a los mercenarios, que no saben hacer nada más que matar?
Esta gente no los puedes poner en la prisión, porque son víctimas también. Existen programas de desarmamiento, desmovilización, reintegración que pueden durar varios años. Debe haber recursos para educar a estas personas así como a las comunidades donde retornan. Parece como si se premia a los sectores armados y a las víctimas desplazadas no se les da ni un duro y esto no puede ser.

- Hay dos fuentes de futuros conflictos como son el acceso al agua y la subida del precio de los conflictos. Cómo lo observáis esto?
Ya hace años que se observa una relación entre el cambio climático y la conflictividad. El cambio climático puede producir efectos en otros continentes, lo que hace que los desastres naturales hayan aumentado en los últimos años, provocando muertes y desplazamientos de población, lo que es una fuente de conflictos. Respecto a los biocombustibles (responsables en parte del aumento del precio de los alimentos) se plantea un tema hasta ahora no muy conocido: el exceso del consumo energético. Son los organismos internacionales quienes tienes tienen que poner unas pautas para frenar esta dinámicas. Hay estados que no signan estos tratados y que están haciendo un puro acto de terrorismo. Por desgracia, el terrorismo realizado por los estados no se castiga. Esta una de las cosas que tenemos pendientes de arreglar dentro del sistema internacional.

- Dice el informe que las mujeres no suelen participar en las negociaciones de paz. ¿Por qué sucede esto?
No están por dos motivos: uno, porque la carrera de diplomática es muy masculina; y dos, porque en los grupos armados los lugares de mando están ocupados por hombres, pese a que hay guerrillas con una presencia femenina de hasta el 40%. Por ello las negociaciones suelen ser entre hombres. Este dato no respeta la Resolución 13/25 de Naciones Unidas del año 2000, que pide que las mujeres tengan más presencia en las negociaciones. Pero esto no lo respeta ni la propia ONU, ya que la mayoría de enviados especiales del Secretario General son hombres.

-¿Qué cree que pueden aportar diferente a los hombres?
Las mujeres tienen una mirada sobre el mundo y sobre el desarrollo de los conflictos diferentes a muchos hombres. Hemos constado también que al signar un acuerdo de paz se tiene poco en cuenta el papel de las mujeres.

- Distinguís conflictos armados y situación de tensión. Que diferencia hay?
Cuando hay tensión hay vulneración de los derechos humanos, manifestaciones masivas, distancia muy grande entre la población civil y el gobierno, hay momentos de crisis económica muy profunda, desigualdades sociales enormes. Es decir, todos los elementos previos a un conflicto armado.

-¿Cree que el conflicto del País Vasco podría aparecer en vuestro estudio?
Como conflicto armado no, porque no la ha estado nunca, porque académicamente tenemos unas definiciones en las que el País Vasco no entra por cantidad de muertos o destrucción de infraestructuras. Pero es un conflicto no resuelto, con violencia.

sábado, 17 de mayo de 2008

La función del arte en el mundo posmoderno.

17 DE MAYO 2008> La Tercera

Abc


De las imágenes de la guerra a la guerra de las imágenes


PRIMERA imagen. Winston Smith se dispone a escribir un diario, una práctica que en su mundo puede llegar a ser castigada con la pena de muerte. La escritura es un acto de rebeldía a través del cual este personaje intenta derrocar el poder que oprime la sociedad en la que vive. Claramente estamos hablando del libro de George Orwell 1984. Publicado en 1949, en él se perfila un mundo centrado en la producción, en el que las relaciones sociales se forman alrededor del trabajo y las libertades individuales han sido anuladas por el poder oligárquico del Estado. Se nos muestra que, bajo la promesa de un futuro mejor, existe una realidad terrible en la que se han suprimido las libertades esenciales de los ciudadanos. Ese poder es exterior, permanece oculto a la gente y la finalidad del autor no es otra que sacarlo a la luz. Para Orwell, como para una gran parte de su generación, la verdad es autónoma y su sola presencia conlleva el cambio y transformación de la humanidad. Como sabemos, este texto es un reflejo literario de los diversos fascismos que recorrieron Europa durante los años treinta y supusieron la respuesta del capital a la Revolución de Octubre y la crisis del 29, esto es, la estatalización total de las relaciones de producción y la militarización del trabajo y la vida.

Segunda imagen. Una multitud de ciudadanos se concentra alrededor de Kingdom Come, un centro comercial a las afueras de Londres. Su única identidad viene definida por el deseo de consumir. El consumo es lo que les mueve a unirse, compartir sueños y valores, esperanzas y placeres. La imagen está extraída de Kingdom Come, una novela también de ciencia ficción escrita por James G. Ballard hace un par de años. En ella su autor nos describe una vida hastiada de la severidad de la modernidad y de su pretendida solidaridad, en la que los centros comerciales, rebosantes de pantallas, letreros luminosos y reclamos comerciales, se han convertido en las catedrales de nuestra época. Simbolizan una nueva forma política de masas. En el centro comercial no hay sentido del pasado ni responsabilidad hacia el futuro, sino sólo un presente continuo, propulsado por el placer de la compra y el intercambio.

Si la sociedad agobiante de la novela de Orwell está íntimamente relacionada con la que arrasó Europa en las primeras décadas del siglo pasado, constituyendo algunos de los momentos más oscuros de nuestra historia reciente, la ciudad que describe Ballard es totalmente contemporánea. Las dos se sitúan en lugares distópicos. Tanto Orwell como Ballard intentan predecir y exorcizar un futuro inmediato que perciben como amenaza; pero ahora no hay ningún gran hermano oculto, cuya identidad y modo de actuación podamos desvelar. En ambos relatos el ciudadano como sujeto político es sustituido por la masa. En un caso permanece paralizado por un Estado militar, en el otro hipnotizado por el consumo. Sin embargo, en la situación actual la represión no es externa, no nos viene infligida desde arriba o desde un pretendido Ministerio del Interior, sino que somos nosotros mismos quienes generamos nuestros propios actos de coerción. Más aún, éstos dejan de ser necesarios. «¿Para qué sirve la libertad de expresión cuando no hay nada que decir?» comenta uno de los personajes de Ballard. «Hablemos claro, la mayoría de la gente no tiene nada que decir, y lo sabe. ¿Para qué queremos la privacidad si ésta se ha convertido en una prisión personalizada? El consumismo es una empresa colectiva. Lo que la gente busca (en el centro comercial) es compartir y celebrar, estar juntos. Cuando vamos a comprar somos parte de un ritual colectivo.»

¿Qué ha pasado en los cincuenta años que separan las dos novelas? ¿Qué ha ocurrido para que pasemos de una sociedad autoritaria en que la cultura y el arte tenían una capacidad liberadora a otra que ha interiorizado la represión y en la que las imágenes son objetos de consumo? Básicamente estos cinco lustros son los que separan un ámbito moderno de otro postmoderno. Si antes un cierto tipo de arte, como el que proclamaba Adorno, implicaba un espacio de resistencia, hoy se muestra débil ante la capacidad del sistema por absorber y transformar las actitudes en formas y objetos, y éstos en mercancías. Los espacios de libertad que los artistas anhelaban se han convertido a menudo en nuevas condiciones de trabajo e incluso de explotación. Si la crítica social de los años sesenta y setenta imaginaba un futuro en el que trabajo, placer, ocio y negocio confluían y superaban la alienación del mundo moderno, ese deseo se hizo realidad en los años ochenta y noventa. Pero no como se había imaginado, sino como su doble negativo. El carácter de apertura de esta crítica no sólo ya no constituye un compromiso de libertad y positividad, sino que es su impedimento. No es una promesa de liberación, sino la premisa sobre la que se asienta el neoliberalismo.

En este contexto, no es casualidad que la crítica institucional que tuvo su función durante los sesenta y setenta haya dejado de tener sentido y que cualquier posición de resistencia se deba plantear no desde fuera del sistema, sino desde esta multitud y sobreabundancia de actos cognitivos de los cuales la propia crítica forma parte. La esfera pública ha sido sustituida por su manifestación exarcebada: la publicidad. Y para ésta no hay reglas éticas ni orientaciones que se sitúen más allá de la eficacia del intelecto general, esto es, que no tengan como función la generación de riqueza y no de subjetividades. De ahí el predominio, en nuestra época, del oportunismo, el cinismo e incluso el miedo.

Cada momento histórico parece haber exorcizado sus fantasmas a través de la construcción de una iconografía propia. Desde las pinturas negras de Goya al Guernica de Picasso, el arte nos ha ayudado a entender nuestro mundo, a explicarlo y combatirlo. Esto ha sido especialmente así en épocas de gran tensión social: guerras civiles, mundiales, holocausto, guerra fría, etc. El terror, el miedo y a la vez fascinación que produjo en el ser humano la explosión de la bomba atómica, por ejemplo, quedaron plasmados en un sinfín de pinturas, fotografías y textos durante los años cincuenta y sesenta. Ahora bien, no cabe duda de que la tarea de escoger alguna obra de este tipo nos resultaría hoy seguramente mucho más difícil. Y quizás si Goya hubiese nacido en nuestro tiempo no habría realizado ni Los fusilamientos del 3 de mayo ni otras pinturas de esta naturaleza. Carecerían de sentido porque habrían nacido ya como etiquetas, como cháchara, por utilizar la expresión de Heidegger, no como grito de rabia y crítica social.

Para Heidegger el mundo contemporáneo sufre dos formas de sociabilidad que él llama in-auténticas: la charla, que consiste en un no situarse en el mundo; y la curiosidad, que es la fascinación por lo nuevo, la incapacidad de recogimiento. No es casualidad que estos dos aspectos parezcan dominar la cultura presente, con ese continuo organizar eventos en los que lo importante es la novedad y lo social más que el posicionamiento y la discusión. No sólo lo mediático y mediocre se han instalado en nuestro tiempo, sino que constituyen su forma de reproducción y sociabilidad. Hemos pasado de las imágenes de la guerra ala guerra de las imágenes. Tal vez ésa es la razón por la que muchos artistas centran su trabajo en el análisis de las propias estructuras de visibilidad a través de las cuales el poder tiende a perpetuarse a sí mismo. Pero justamente ésta es la causa de la debilidad de una parte del arte actual: su predictibilidad, el hecho de que sea demasiado pedagógico e institucional, su determinación por ser arte. En períodos como el que nos ha tocado vivir parece que los artistas más interesantes son aquellos capaces de generar en nosotros imágenes, alegorías y textos sin aumentar el ya de por sí inflacionario mundo de iconos y etiquetas que nos rodea. El mejor artista, el más comprometido, no sería así aquel que pintase el Dos de Mayo, sino el que no lo hiciera. Y es que el silencio de Marcel Duchamp deviene hoy más elocuente que nunca.


MANUEL J. BORJA-VILLEL

Director del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía

jueves, 8 de mayo de 2008

Asignatura optativa.La audición musical

Departamento de Ciencias Sociales
I. E. S. MATEO ALEMAN
C/ Juan Ramón Jimenez s/n
C. P. 41120 San Juan de Aznalfarache (Sevilla)
PROPUESTA PARA EL CLAUSTRO
OPTATIVA DE CARACTER PRÁCTICO
LA AUDICION MUSICAL
LA MUSICA MODELADOREA DE EMOCIONES A TRAVÉS DE LA HISTORIA
Música y sociedad a través de la historia
-La propuesta pretende realizar una actividad conscientemente dirigida a la expresión del goce anímico utilizando los recursos propios del Área de las Ciencias Sociales con la voluntad de atribuirle una significación estética, generada por la historia, en la que nos complacemos al incorporar la sensibilidad del alumno.
- La exposición directa al arte musical, en un momento de sentimiento de crisis general, permite a través de la inmersión en la evolución de la historia y de la música comprender las obras de experimentación (Strauss, Mahler, Debussy,etc.) que acompañan las nuevas búsquedas de todos.
- Se pretende vincular y ofrecer en un conjunto (que solo así alcanza un sentido coherente) las producciones musicales y la situación cultural de cada momento histórico, enfocando simultáneamente la realidad social, la evolución artística, el progreso científico, la literatura, etc.
-Entender la obra musical de esta forma como parte de un permanente y complejo proceso civilizador que presente en su desarrollo algunas obras y fragmentos desde los albores de la Edad Media hasta la vanguardia experimental, el jazz o el rock.
-Se procura unir los contenidos a una exposición participativa sencilla para cumplir una intención didáctica pensada para ser útil y práctica al alumno.
-Observar que el estilo y la obra musical está acorde con un tipo de ideología que preside la vida social de cada época, dependiendo de ello su vinculación con las otras artes de forma coherente con el modo de pensar, el modelo de vida y la manera de ser de cada sociedad en cada momento histórico.
-Seguir la línea de nuestra cultura musical des de el canto gregoriano a Mozart y Edith Piaf como una más de las múltiples formas de entender e l fenómeno musical.
- Seguiremos básicamente la música de nuestra cultura occidental pero con incursiones en esa otra música que también es interesante, peruana, india, iraquí, o la popular anónima de fiesta o trabajo.
El modelado de las emociones
Para desarrollo de la propuesta se tratarían los siguientes aspectos :
- Dada la importancia de la música en la formación del carácter, en las afectividades y en la conducta se trataría de hacer un repaso, a través de la audición musical de obras de interés general y para el grupo, donde se haga una aplicación moderna de la música en el desarrollo educativo.
- Sobre los saberes prácticos y las capacidades sociales: se trataría de aprovechar el hecho de que la música es la mas social de todas las artes , aprovechando la complicidad del grupo que oye música, su influencia integradora en cuanto a sentimiento, orden y continuidad.
-Sobre la participación y la conexión a la vida adulta y posterior a la escolarización: en la cultura y la historia la música ha sido la expresión simbólica del modo de vivir de un grupo construyendo un símbolo de pertenencia al margen de la raza o el credo religioso.
-Aprovechamiento de las respuestas físicas positivas de la música con respecto al sistema nervioso y la vida interior, la fatiga física como forma de adaptación al exigente medio actual.
- Las repercusiones de las aplicaciones de un programa de música en cuanto a los recursos recreativos, donde el esfuerzo separado de la obligación contribuye al medio educativo por sus efectos sobre el grupo. Con resultados beneficiosos en grupos inferiores a quince personas
- En cuanto a las responsabilidades del aprendizaje y la realización del proyecto: los alumnos con fracaso y que han perdido la confianza en sí mismos la música puede ofrecerles una oportunidad de triunfo si se les persuade de la realización de un esfuerzo para un fin específico. Este esfuerzo supone un compromiso.
- Sobre el seguimiento del proceso y el logro del resultado final: en los casos de alumnos con interés y atención difíciles de sostener, las audiciones escogidas para ese fin contribuyen a la motivación de vida a través de los medios musicales que pueden dar buenos resultados.
- El grupo de audición ofrece la oportunidad de observar las reacciones individuales y de relación dentro de la experiencia musical colectiva. Para las tensiones propias de un centro educativo, las experiencias musicales ligan a las personas. El grupo tiende a buscar la expresión a través de la música conforme se va integrando. Las relaciones mal resueltas se suavizan o corrigen
- En cuanto a la participación en las discusiones y toma de decisión del proyecto, el grupo musical orientado, ayuda a las personas a integrarse y experimentar un sentimiento de participación.
-Para los problemas de conducta la exposición gradual a audiciones de diversa y graduada complejidad contribuye a interiorizar el placer que se obtiene de los esfuerzos cooperativos. Cualquier grupo de escasa capacidad para la audición , dada la pertenencia al colectivo, aumenta la tolerancia social, la musical y la aceptación mutua. Así se acepta que la relación musical entre las partes influye sobre las relaciones humanas y su importancia dentro del grupo.
Estos y otros muchos son los factores que ayudan a que la música integre los diversos elementos humanos y musicales que tienen que fundir en un grupo. El grupo puede evolucionar desde unas bases tolerantes hacia una mayor disciplina para mantenerse unido en objetivos más complejos.
San Juan de Aznalfarache a 29 de abril de 2008